Un chico asiático muy guapo vino a pasar la tarde a mi casa y nos sentamos en el sofá. Pasamos horas follando. Estaba muy dócil, amable y dispuesto a adorar mi polla. Tenía un humor muy activo y le hacía de todo. Lo chupé bien, preparé su suave culito lamiéndolo a conciencia y luego lo follé en muchas posiciones para que me sintiera en lo más profundo de su agujero. Gimió poderosamente, dejé salir una buena dosis de jugo en su culo.